Quien sigue este blog sabe de las andanzas de mi brazo, de mi sufrimiento, mi intervención quirúrgica, mis ingresos hospitalarios pero sobre todo lo más largo y laborioso mi rehabilitación.
Con unas perspectivas bastante negras sobre la recuperación de todo mi brazo (tenía cuatro fracturas en el hombro, una en el codo y dos en la muñeca), y siendo consciente desde el primer dia que no recuperaria todo dada la envergadura de las lesiones, cojo el toro por los cuernos y a principios de Mayo comienzo mi rehabilitación, a solo tres semanas de operarme.
Todos los comienzos son duros, no sabes donde vas ni lo que te espera, mi comienzo fue muy duro, durísimo, todavía hoy casi nueve meses después se me hace un nudo en la garganta cuando me acuerdo. Para empezar conozco al Supervisor de la Unidad, yo al trabajar en el hospital lo conocía de pasada pero jamás había cruzado una palabra con el, nos presentamos y su primera frase fue: Ahora vamos a empezar a sufrir", como lo sabía... El día siguiente 3 de Mayo empezamos a sufrir, digo empezamos porque soy consciente que a el tampoco le gustaba verme llorar y pedirle por favor que parara, paraba... me daba tregua... solo para decirle que no me hiciera caso, que desoyera mis llantos y mis súplicas y que hiciera lo que tuviera que hacer. Cada día llegaba antes de las 8 de la mañana con el corazón en un puño, y marchaba a casa con el estómago revuelto y ganas de vomitar, probé a tomarme unas pastillas que me dijo, probe técnicas para evadirme y no ser consciente de tanto dolor, pero nada funcionaba, solo había que pasarlo, y cada dia que pasaba era uno menos que me quedaba, así fueron pasando los días, las semanas, poco a poco el dolor fue amainando, fue siendo más soportable, me permitía mantener una conversación con mi Fisio. Aquellas semanas lo pasaba tan mal que no me importaba que todo el gimnasio oyera mis llantos, mis lamentos, mis quejas, ahora con la perspectiva que da el tiempo recuerdo aquellos días, el espectaculo tan lamentable que debía ofrecer y me ruborizo, me da vergüenza, solo me consuela pensar que no sere la unica...
Esto no es un post para contar lo mal que lo he pasado, todo lo contrario, esta experiencia me a permitido conocer a fondo un Servicio del Hospital que lo conocía de puntillas, me han sorprendido todos y cada uno de los miembros del servicio, Auxiliares, Celadores, Fisios, Médicos, por su dedicación, su bien hacer, su trabajo en equipo que hace que los pacientes estemos integrados, que formamos parte del equipo, y no hablo solo por mi, esa sensación es generalizada, somos pacientes de largo recorrido que acabamos conociéndonos todos, y conociendo la lesión del otro y no he oído a ningún paciente quejarse de su terapeuta, eso hablando de un hospital es muy raro.
No puedo pasar sin hablar de Jorge, de su buen hacer, de su comprensión, me encanta su vena Holística y no duda de ponerla en práctica cada vez que la ocasión lo requiere.
Tampoco me puedo olvidar de Isabel, de su dulzura cuando entraba en la piscina, su sonrisa acogedora y amable.
Y por supuesto no puedo dejar de hablar de Antonio Jorge, sin conocerme de nada cada día cuando acababa el calvario me abrazaba, me hacía posar mi cabeza sobre su hombro y me relajaba, no sabes Antonio el poder terapéutico que esos abrazos tenían en mi, hasta los echaba de menos cuando no me consolabas con un fuerte abrazo tuyo, era como el final de un ritual. Nueve meses dan para mucho, hemos hablado, reído, llorado, nos hemos conocido, puedo decir que eres un grandisimo profesional y una mejor persona, tienes en mi a una amiga para siempre y a una defensora a ultranza del Servicio de Rehabilitación y de todo su personal.
No sabia como felicitaros las Fiestas, no sabia si llevar dulces, bombones... al final me he decidido ha hacer lo que mejor se me da, escribir.
Esta es mi felicitación para todas y cada una de las personas del Servicio de Rehabilitación del Hospital de Elche, por miedo a dejarme a alguien sin nombrar, solo he nombrado a los tres Fisios que directamente me han tratado.
FELIZ NAVIDAD
desde un rinconcito de mi casa
y de mi corazón.
Ana Magenta, Navidad 2016