El otro día escribí sobre esas pequeñas cosas que podemos hacer en Agosto, pues bien, he leído un articulo que me ha gustado mucho y lo comparto con el permiso de su autora Elisabet Riera.
Oler Las Rosas
Pararse a oler las rosas (Stop and smell the roses) es una expresión inglesa que nos recuerda de forma gráfica y hermosa la importancia de saborear las cosas buenas de la vida. No las grandes y abstractas, que a menudo por eso mismo resultan inalcanzables, sino pequeñas y concretas. Tanto que, si no ralentizamos el paso, suelen pasarnos desapercibidas.
El mes de Agosto nos brinda la oportunidad de poner en practica todo aquello que predicamos a lo largo del año y que puede quedarse en mera buena intención sepultado por la realidad (o la excusa) de que no disponemos de horas. No se cuanto tiempo se necesita para inclinar la cabeza hacia un flor, cerrar los ojos e inspirar hondo: ¿tres, cuatro, cinco segundos? Ni cuanto puede permanecer el recuerdo de su aroma en nosotros: ¿diez minutos, un día entero, toda una vida? Incluso midiéndolo en la balanza de costes y beneficios valdría la pena pararse a oler esa flor. Pero hay cientos de motivos no cuantificables que nos invitan a hacer un alto en el camino: enriquecer nuestros sentidos, alimentar nuestra emoción, almacenar reflexiones o admirarnos de que esa flor exista.
Oler las Rosas de Elisabet Riera.
Ana Magenta, Agosto 2017
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