Pastel de Pera con Lavanda, que manera mas bonita de poner nombre a una película, no es la primera vez que me dejo llevar por un título a la hora de comprar un libro o de ir al cine, y rara vez me equivoco, uno de mis libros de cabecera durante muchos años fue Sopa de Pollo para el Alma, me sedujo el título, lo compre y me gusto tanto que acabe regalando varios ejemplares, pero volvamos a la película.
Se saborea desde las primeras imágenes, no solo por los idílicos paisajes rurales de la Provenza Francesa, con sus campos de pera y lavanda, también por la magnífica actuación de sus intérpretes.
Te envuelve desde el primer plano la mirada dulce y franca de Louise, la joven viuda con problemas económicos, dos hijos y una granja que no termina de sacar adelante. Por otro lado Pierre, un hombre superdotado, pero con graves problemas de comunicación, ahí toca de puntillas el Síndrome de Asperger, porque según palabras del propio director nunca pretendió hacer una película sobre los problemas del autismo.
En un momento de la cinta Louise pregunta a Jules: Pierre es diferente no?
Jules le contesta: es honesto, fiel, no le desea mal a nadie, por supuesto que es diferente. No es como la mayoría. Y cuando alguien le gusta pellizca.
Que bonito ver la diferencia como algo que suma, no que resta.
En un momento de la cinta Louise pregunta a Jules: Pierre es diferente no?
Jules le contesta: es honesto, fiel, no le desea mal a nadie, por supuesto que es diferente. No es como la mayoría. Y cuando alguien le gusta pellizca.
Que bonito ver la diferencia como algo que suma, no que resta.
Es una película deliciosa, emotiva, luminosa, donde podemos oler los dulces que hornea Louise, extasiarnos con los campos de lavanda y girasoles que contempla Pierre, pero sobre todo es una fiesta para los sentidos, el mejor calificativo que le podríamos poner es que es un trabajo altamente sensorial.
Ana Magenta, Agosto 2016
Ana Magenta, Agosto 2016
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