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Luz del alma, luz divina, "Faro", antorcha,estrella, sol... un hombre a tientas camina; lleva a la espalda un farol.
Antonio Machado

miércoles, 11 de mayo de 2016

LA RAMPA, una historia extraordinaria


Esta historia apareció en el periódico EL MUNDO el día 8 de Mayo, firmada por Javier Gomez Santander, me parece tan esperanzadora, tan humana, que quiero compartirla en este blog.



Era Agosto o Septiembre de 1997, y a mis padres les habían dicho que mi hermano se moría.

Llevaba toda la vida en silla de ruedas, y a los 16 le había brotado un cáncer en la garganta.Tiroides, le quedaban semanas, no pudo suceder en un momento más raro.

Nosotros vivíamos en una casa que habían ido construyendo mis padres mientras vivíamos en ella, y una de las pocas cosas que quedaba por hacerse era la rampa, la rampa que le iba a permitir a mi hermano salir y entrar de casa sin ayuda, se iba a construir cuando los médicos lo habían desahuciado.

Imagino a mis padres en su dormitorio, aquellos días en un que hacemos que no se atreverían ni a preguntarse. Los imagino mirándose a los ojos y decidiendo al fin y al cabo si se rendían. Si asumian que no tenia sentido construir aquella rampa enorme que rodeaba la terraza.

Entonces hicieron algo absurdo, algo hermoso, algo de padres: decidieron construirla.

Fue un sabado, un sabado de verano en el que la hormigonera vieja, verde, de hierro y gasoil, empezó a sonar muy temprano. Mi hermano se moría en el hospital, pero mis padres, el Chichi, que nunca faltaba, mis tíos y yo, con 14 años y una camiseta de Pryca, estábamos allí sin hablar, oyendo la hormigonera, paladas, arena, piedras, y algún gemido mío al levantar los sacos de cemento.
Entonces ocurrió, eran las ocho de la mañana, y empezaron a salir hombres de todas las casas, acudían al sonido de la hormigonera, hombres de 40, 50, 60, 70 años, bajando con ropa de trabajo, los recuerdo poniéndose guantes, incorporándose al tajo sin preguntar, pasandome manos enormes por la cabeza a modo de saludo. Todos los vecinos de Lluja, que así se llama mi barrio, diciéndole al cáncer de mi hermano que todavía NO. que aquella tarde en el hospital podriamos contarle que habia venido todo el barrio, " Todos Ricardo, han venido a hacer la rampa" ¿ ya esta hecha la rampa?, " Ya la tienes, para cuando vengas a casa ".

Nadie supo explicar como, mi hermano empezó a mejorar después de aquel dia. Y vivió casi un año más, un año en el que a veces pudo usar la rampa sin ayuda, y otras hubo que empujarlo.

Cuento esto tan íntimo, porque desde entonces, cuando vienen mal dadas, me digo que hay que construir la rampa.
Porque para mi esos hombres viniendo significan la palabra barrio, porque en Lluja nunca nos han dejado sentirnos solos. Porque esa mañana de hace casi 20 años, contiene todo lo que me enamora del ser humano.

                     EL MUNDO 8 de Mayo del 2016, JAVIER GÓMEZ SANTANDER



Estas historias extraordinarias son lo que da sentido a la vida, lo que nos hace especiales, solidarios, únicos, yo no me cansaré de buscar este tipo de historias, estos héroes anónimos, porque de las otras, por desgracia tenemos los telediarios y los periódicos llenos.

                                                            Ana Magenta, Mayo 2016









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