Desgraciadamente están en todos los sitios, pero no los vemos, o hacemos como que no están ahí, son los invisibles, personas que podría ser nuestro hermano, nuestro vecino, un conocido, van vestidos como nosotros, pero una desgracia de la vida, o esta maldita crisis los obliga a estar en la calle, en una esquina, a la puerta de un supermercado, pidiendo...
Cambia la forma de como ver a las personas sin hogar |
Tenemos asumidos a los otros, a los indigentes, a los que van sucios, desaliñados, arrastrando bultos, a esos les damos unas monedillas y lavamos nuestra conciencia,
Pero cuando nos tropezamos con un hombre de mediana edad, con la vestimenta normal de cualquier dia de trabajo, afeitado, educado, avergonzado, entonces giramos la cabeza, hacemos como si no los viéramos, nos resultan incómodos.
Es la nueva realidad, son personas procedentes de la clase media o media-baja, muchos de ellos con estudios medios o superiores, en la actualidad se estima que un 10%, son familias, hombres y mujeres con buenos empleos que los perdieron como consecuencia de la crisis y no pudieron pagar la hipoteca.
Hay un estudio realizado por la Ford Foundation, que sostiene que un porcentaje alto de las mujeres sin techo, viven en la calle para escapar de parejas violentas.
En Estados Unidos se hizo un experimento, que consistía en disfrazar a hermanos, esposas, abuelas etc. y colocarlos durante varias semanas en lugares donde todos los días pasaban sus familiares, nadie los reconoció, todos se mostraron avergonzados cuando les enseñaron el video, aceptaron que no los miraban, sencillamente desviaban la vista.
A mi me resultaba molesto ver a gente durmiendo en los cajeros de los bancos, ahora pienso que, es a ellos a los que les resultara molesto no poder dormir en su cama y en su casa y yo como ciudadana que por ahora no me he visto en esa necesidad, lo menos que puedo hacer es enfrentarme a esa realidad, pedir leyes que eviten esas situaciones, y mientras tanto darles algo mas que unas monedillas, y sobre todo mostrarle mi afecto y mi mejor sonrisa.
Desbloqueemos nuestras emociones.
Pensemos cómo se deben sentir esas personas a las que ni siquiera le dedicamos una mirada.
La Granja del Paso, documental dirigido por Silvia Munt que merece ser visto
Anamagenta, Navidad 2015
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