LA LUZ DE MI FAROLILLO
Farolillo, farolillo, estrella, luna y sol
se ha apagado la luz, se ha apagado la luz, menos la de mi farolillo (Canción)
Había una vez una niña que iba con su brillante farolillo muy alegre por las calles.
Farolillo, farolillo, estrella, luna y sol
se ha apagado la luz, se ha apagado la luz, menos la de mi farolillo (Canción)
Entonces llegó el viento y silbó y soplo fuerte, muy fuerte, y la luz se le apagó.
- Oh! - Exclamó la niña-. ¿Quién encenderá mi farolillo?-. Pero por mucho que buscó, nadie apareció.
(Llega un conejo)
¿Qué es lo que se mueve en el follaje? ¿Qué es eso que camina saltando?
¿Qué es lo que se desliza tan rápido? Es un conejo pequeño y redondito.
- Conejo bonito, el viento apagó mi farolillo. ¿Quien me lo puede encender de nuevo? Preguntó la niña.
- No te puedo contestar, tienes otros a los que preguntar. No me puedo parar, con mis hijos tengo que ir.
La niña siguió su camino y de repente llegó un oso.
¿Qué es eso que se mueve por allí? ¿Que es esa sombra tan gigante? Es el amigo oso!
- Querido oso, el viento apagó mi farolillo. ¿Sabes de alguien que me lo pueda encender? El oso mueve su gran cabeza y dice:
- No te puedo contestar, tienes otros a los que preguntar. No me puedo parar, tengo que ir a descansar.
Y la niña siguió su camino.
¿Que es lo que se mueve tan suave? ¿Qué es lo que se desliza por la hierba? Es un astuto zorro. Husmea con su nariz y le dice a la niña:
- De aquí te tienes que ir, a tu casa tienes que llegar. Tengo que desplazarme y observar. Pronto un ratón quiero cazar.
Entonces la niña se sentó en un piedra y llorando dijo:
- ¿Nadie me quiere ayudar?
Las estrellas la oyeron y le dijeron:
- Al sol le tienes que preguntar. El te puede contestar.
La niña recobró su ánimo y siguió andando. Finalmente llegó a una casita. Dentro vio a una viejecita que estaba hilando y cosiendo. La niña abrió la puerta y dijo:
-¿ Sabes el camino al Sol?¿Quieres venir conmigo?
Y la viejecita le contestó:
-Tengo que trabajar. Hilos finos tengo que hilar. Pero descansa un poco a mi lado, te espera un camino largo y cansado.
La niña entró y se sentó. Cuando estaba descansada cogió su farolillo y siguió su camino.
Y andando llegó a una casita. Dentro se encontraba un anciano zapatero arreglando zapatos.
- Buenos días querido zapatero. ¿Conoces tu el camino que lleva hacia el Sol? ¿Quieres venir conmigo?
Y el zapatero le dijo:
- Muchos zapatos tengo que arreglar, no tengo tiempo para pasear. Pero descansa un poco aquí a mi lado que te espera un camino largo y cansado. Cuando estaba descansada cogió su farolillo y siguió su camino.
Finalmente a lo lejos vio una montañas muy alta y pensó:
- Allí arriba vivirá el Sol.
Y corrió ligera como un corzo. Se le acercó un niño que estaba jugando y saltando con su pelota en el prado.
- ¿Quieres venir conmigo al Sol? Pero el niño prefería saltar y jugar.
Entonces la niña subió sola su camino, subiendo más y más por la montaña. pero allí arriba tampoco encontró el Sol. Y pensando dijo:- Aquí me quedo esperando el Sol.
Y se sentó en la tierra a esperarlo. Cómo estaba muy cansada de tanto caminar, se le cerraron los ojos y se quedó dormida.
Pero el Sol había visto a la niña desde hacía tiempo y cuando llegó el atardecer se inclinó y le encendió su farolillo. Entonces la niña se despertó y exclamó:
-Oh! Mi farolillo brilla de nuevo.
Y levantándose se puso alegremente en camino.
De nuevo encontró al niño y este le dijo:
- He perdido mi pelota y no la encuentro.
- Yo te iluminaré- dijo la niña.
-Aquí está- gritó el niño. Y se alejó cantando y saltando.
La niña siguió su camino y llegó a la casa del zapatero.
El zapatero estaba triste dentro de su taller.
- Se apagó el fuego- Dijo- mis manos se quedaron tiesas del frío y no puedo seguir arreglando zapatos.
- Yo te encenderé de nuevo el fuego- Dijo la niña.
El zapatero se calentó de nuevo las manos y siguió diligentemente picando y picando.
Lentamente siguió la niña su camino a través del bosque, llegando a la casa de la viejecita. En su habitación no había luz.
- Mi luz se apagó y hace mucho tiempo que no puedo hilar- Dijo la anciana.
-Yo te encenderé de nuevo la luz- Dijo la niña alegremente.
Entonces la anciana cogió de nuevo su hilandera y siguió hilando hilos finos.
Al fin la niña llegó al bosque y todos los animales se despertaron con la luz de su farolillo.
El zorro olisqueo y miro la luz. El oso miró con su gran cabeza y el conejito se acercó lleno de curiosidad:
- Que luciernaga tan grande hay aquí!
La niña se fue alegremente a casa cantando:
Farolillo, farolillo, estrella, luna y sol
se ha apagado la luz, se ha apagado la luz, menos la de mi farolillo (Canción)
Solo tu puedes encender tu luz.
Ana Magenta, Navidad 2015